27/4/15

La educación en tiempos de indignación

Las políticas han pulverizado el tema de Sociedad Educadora. Es un punto del Proyecto Educativo Nacional sobre el que no se rinde cuentas y última prioridad en el Ministerio de Educación.
Foro Educativo realizó una Conferencia sobre este tema en un contexto conflictivo donde niños y adolescentes aprenden de todo: que un presidente de la CONFIEP que roba puede pasar piola mientras que un agricultor que ejerce su derecho ciudadano a protestar es acusado de delincuente (2); que el número de militantes apristas vinculados al narcotráfico es una ecuación sin resolver; que el valor de Máxima Acuña es inversamente proporcional al desprecio de la chola Jacinta; que el poder hace oídos sordos a las demandas de los pueblos indígenas; y que, pese a todo, Arequipa se pone de pie, los jóvenes de Lima defienden la cultura, las áreas verdes y logran frenar leyes abusivas como la ley Pulpín.
Hay todo un mundo por descifrar que requiere una educación radicalmente distinta. Experiencias internacionales cuestionan la prueba PISA, reemplazan asignaturas por proyectos vivenciales y contextualizados; reintroducen el arte y las humanidades para cultivar la sensibilidad y la ética en un mundo inundado de discriminación y corrupción; promueven el aprendizaje en redes y colectivos para contrarrestar el todo vale y el sálvese quien pueda propios de la competencia salvaje de la “modernidad”. Son evidencias de que el modelo educativo vigente 200 años ha entrado en franca crisis.
¿Y en el Perú qué se ha hecho? Exactamente lo contrario. Sacralizar el modelo y encapsular en la escuela el “aprendizaje” posible, desterrando todas aquellas estrategias que la relacionaban con el entorno y que ya existían desde los 70s. Salazar Bondy planteó la educación en todas partes y a lo largo de la vida, vía la educación comunitaria y la educación alternativa; propuso una educación crítica y la constitución de cada estudiante como creador de cultura y partícipe de su realidad social. Posteriormente surgieron otras iniciativas como la educación ambiental de cara a los ecosistemas y pueblos; la tutoría para la convivencia y la igualdad de género; la inclusión educativa y social de niños con discapacidad; la educación intercultural-bilingüe, la formación desde el deporte y la cultura.
Luego de 4 años casi todas estas estrategias innovadoras han sido eliminadas o arrinconadas. Se ha suprimido la “Semana de democracia” y borrado de la web del Ministerio de Educación los materiales sobre ciudadanía. Se pone así al margen lo que por su potencia innovadora debería estar al centro de la acción educadora; y se coloca al centro una escuela automatizada que enseña por asignaturas no conectadas entre sí, invisibiliza los conflictos sociales, evalúa obsesivamente, margina o segrega a los estudiantes que malogran el estándar “ideal” y sustituye la colaboración por la competencia. Solo quienes sacan la nota más alta son los privilegiados que sobreviven en una sociedad-jungla.
Teresa Tovar